
Quién iba a decirnos a principios de los 2000 que aquel estridente género caribeño de ritmo machacón y letras algo zafias, que empezaba a despuntar en nuestro país con títulos como «Papi Chulo», «La Gasolina» o «Baila Morena», conquistaría el mundo y seguiría vigente veinte años después. El reggaeton (o reguetón), esa fusión de reggae, hip hop y dembow nacida en Puerto Rico a finales del siglo pasado, conquistó rápidamente los gustos musicales de los españoles, sobre todo de aquellos nacidos a partir de los 90, generaciones que han crecido bajo su reinado.
Gran parte de su éxito radica en su adaptabilidad a otros ritmos y su fácil encaje con otros géneros. En la música latina, el reguetón se ha fusionado con casi todos los ritmos existentes, desde el calipso hasta la cumbia, desde la salsa y la bachata hasta la música electrónica. Muchos de estos experimentos triunfaron y dieron pie a corrientes que dominaron la escena durante cierto tiempo, como cuando Eliel y Don Omar lanzaron «Pobre Diabla», aquella fusión de bachata y reguetón que arrasó con el mercado y marcó una tendencia que continuó con «Noche de travesuras» de Héctor, «Dime quiénes son» de Wisin y Yandel y muchas otras.
Cada nueva fusión exitosa del reguetón sirvió como vehículo de expansión de este género por todo el mundo. Su mezcla con el pop nos dio «Despacito»; su fusión con la electrónica, «Pepas», de Farruko, o las diversas colaboraciones de Steve Aoki con reguetoneros; numerosos artistas, como J Balvin o nuestro Rels B, han coqueteado con el afrobeat; incluso se ha llegado a fusionar exitosamente con ritmos aflamencados, como es el caso de Omar Montes y Dellafuente.
Sin embargo, hay un género con el que todos los intentos fracasaron, y no es otro que el rock. Pocos se han atrevido a tratar de encajar el sonido afilado de las guitarras eléctricas dentro de un compás de dembow, y la mayoría de las veces no salió bien. Por lo que cabe preguntarse: ¿son incompatibles el rock y el reguetón? ¿Interesa realizar esta mezcla? Veamos algunos ejemplos.
Wisin y Yandel fueron de los primeros en intentarlo en 2002, rodeados de muchachas pálidas con guitarras y poses supuestamente rockeras. «Welcome to the Rock and Roll», arranca su «Reggae Rockeao», que se deja escuchar, aunque no tuvo demasiada trascendencia. Poco después intentaron repetir la jugada con las venezolanas Tisuby y Georgina, una suerte de Ella Baila Sola electrificadas. Su canción «Una llamada / Por que no» corrió más o menos la misma suerte.
Don Omar, junto a los panameños Los Rabanes, fue de los siguientes en lanzarse. Su «Rockton» de 2004 lleva trompetas que parecen de reggae, pianos de cumbia, una guitarra eléctrica de fondo y un estribillo que dice: «A ella le gusta el rockton, rock con reggaetón». ¿El resultado? No demasiado horrible, dado que Los Rabanes es una de las bandas más emblemáticas del rock fusión en Latinoamérica, pero la mezcla no tuvo mucho recorrido.
En 2010, cuando Shakira aún no había renegado del todo de su pasado rockero, se juntó con Residente en «Gordita», y juntos parieron este tema de ritmo contagioso y letras explícitas (pero ingeniosas). Aunque a decir verdad no sonaba demasiado a reguetón, con las trompetas y el acordeón robando todo el protagonismo a la base machacona del fondo.
Maná & Nicky Jam lo intentaron en 2016 con «De pies a Cabeza», una canción donde la mezcla no chirría demasiado, tal vez porque es simplona y anodina hasta decir basta. Otra cuestión es que nadie en sus cabales considera a Maná como un grupo de rock, por lo que este ejemplo, si nos pusiéramos puristas, no debería estar en la lista.
En 2017 los Foo Fighters lo petaron con «Run», el hilarante videoclip donde unos entrañables viejecitos de una residencia se entregan a un mosh pit brutal mientras son poseídos por la música del grupo. Lo curioso de este tema es que incluye una base de reguetón bastante bien integrada con la estructura de la canción, ya que sigue al riff principal. Al parecer, Dave Grohl aún no conocía el reguetón, e ingenuo creyó haber encontrado el ‘mejor’ ritmo del mundo, por lo que podríamos meterla en la categoría de «fusión accidental». Una mezcla que funciona, aunque por alguna razón no interesó mucho a los reguetoneros. Bueno, tampoco nadie se lamentó por ello.
«Caballero» fue la propuesta de los mexicanos Moderatto, junto a Karol G, en 2018. Una canción que funciona como un diálogo entre ambos géneros, dándose la réplica ordenadamente, con los artistas atreviéndose a intercambiar roles, hasta que llegan a mezclarse completamente al final de la misma. En términos de mezcla y sonido, tal vez sea una de las más logradas de la lista.
Los cachondos de Nanowar Of Steel, unos auténticos sinvergüenzas en el sentido más literal de la palabra, se atrevieron a profanar el metal con su tronchante «Norwegian Reggaeton». Aunque más que una fusión estaríamos ante un reguetón prototípico, bien regado de riffs guitarreros, que parodia todos los clichés del género. Junto a la de Foo Fighters, la propuesta más divertida de la lista.
Otro que no parece conocer la vergüenza es el colombiano J Balvin. Su versión del «Wherever I May Roam» de Metallica, perpetrada en 2021, ya fue debidamente apaleada en su día por nuestro compañero José Pozas. Una canción que probablemente no debería estar en esta lista, ya que no incluye el consabido ‘tum-patum-patum’, aunque siendo el ‘cantante’ uno de los máximos exponentes del género, sumado a la actitud egocéntrica e infantil con la que encaró el cover que le encomendó Metallica, le hacen merecedor de este escarnio. Los logros de Balvin en este tema no son poca cosa, ya que consiguió poner de acuerdo de manera unánime a metaleros y reguetoneros, quienes calificaron su versión como un truño de dimensiones épicas. No hay más que leer los comentarios que cuelgan del videoclip para encontrar perlas como estas:
– «En 1943 los alemanes construyeron el cañon Gustaf, un cañon de más de 1000 toneladas y que era capaz de disparar morteros de 800 mm, para montarlo tardaban una semana y para cargar sus municiones tardaban hasta dos horas. Sin embargo ni la potencia, ni el tamaño, ni el peso del Gustaf se comparan con las toneladas de mierda que me importa esta cancion…»
– «Una vez vi un documental sobre cómo los perezosos duran horas dormidos sobre un árbol y al despertar confunden su propio brazo con una rama, intentan colgarse de el y mueren. Era por mucho lo más estúpido que había visto en mi vida, hasta que vi este vídeo».
– «No esperábamos nada y aún así logró decepcionarnos».
En 2022, la banda sueca Ghost sorprendió al mundo con «Twenties», un tema metalero que incorpora el ritmo del dembow en su estructura, un combo que funciona bastante bien dentro de la canción. Al igual que en el caso de los Foo Fighters, esto nos demuestra que los grupos de rock, si se lo proponen, pueden lograr la complicada alquimia de encajar con gracia ambos géneros, aunque siempre llevándose la música a su terreno. Una fórmula que difícilmente interesará a los reguetoneros, y mejor que así sea.
La conclusión es que la fusión entre rock y reguetón, a día de hoy, sigue siendo terreno resbalazido. Funciona mejor cuando se aborda como reinvención sonora (ej: samplear riffs en un contexto urbano / emplear el ritmo del dembow en una composición rock) que como mezcla literal de géneros. Y es que después de tantos intentos sin éxito, tal vez estemos ante dos elementos imposibles de mezclar, como el agua y el aceite. El tiempo lo dirá.
¿Y tú qué opinas? ¿Salvarías alguna canción de la quema? ¿Conoces algún otro ejemplo de fusión entre rock y reguetón? Es más, ¿crees que puede ser interesante mezclar estos géneros, o mejor no hacer experimentos? Te leo en los comentarios.
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Aprendiz de todo, maestro de nada. Programador, diseñador web, editor, redactor y codirector de esta nave.
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